Mirando este sencillo cómic de Liniers, me doy
cuenta de cómo somos chicos delante de la fuerza de la naturaleza. Sin embargo,
queda la duda... será natural lo que sentimos unos hacia los otros?
A veces estamos en la playa y todo está lindo,
hay sol, hay pájaros, hay todo lo que necesitamos, pero insistimos en caminar
hasta el borde... nos acercamos al mar, empezamos mojando los pies, hasta que
llegamos más cerca, las olas ya alcanzan nuestras rodillas un día, al otro día,
dejamos que se moje hasta las caderas y nos ponemos miedosos, pero sentimos
CURIOSIDAD Y DESEO... deseamos saber como será cuando las olas nos mojen
más y más... así, adentramos al mar, hasta que nos mojemos la cintura, el pecho
y los hombros... pero no estamos satisfechos, no, señores, no lo estamos... Y,
en este momento, no podemos esperar al día siguiente para que el agua del mar
nos moje el mentón, la nariz y hasta el pelo de toda la cabeza por unos
segundos.
¡Ah! ¡Qué rica es la sensación! El agua del mar
ya nos ha mojado totalmente. ¿Por qué no nos damos por satisfechos y volvemos a
la arena? ¡Ya! ¡Listo! "¡NO HAY PORQUE IR MÁS ALLÁ!" nos dice una voz
interior que insistimos en ignorar, sofocar, callar.
Entonces, llega el día en que el deseo es más
fuerte que TODO - más fuerte que la intuición, que la prudencia, que el
equilibrio, que la serenidad, incluso... la serenidad ya no existe - y llega el
día en que por vergüenza de lo que pensarán los demás, o simplemente por un
"cuidado inútil", tomamos el paraguas y marchamos rumbo al mar, las
olas van y vuelven... las perseguimos, como detectives, ingenuamente como gatos
que persiguen ratones débiles. Hasta que llegamos al cómic de Liniers:
Para mí, el subtítulo más adecuado para
este cómic sería:
![¿Huir es posible? ¿Y aunque sea, queremos que sea posible huir?](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpGBmhqR_bswXrn89z1pDfnqmuCddulQHpXhWKken13yTvciIME78e6JilSf9fU-0bVyBEHJO-vsUQ9lOxld991dxFLYjsdP5dK8gKE3aGuxZFrajfi4GtWheex32LvS2UFMFHmOHdwBU/s400/ola_n.jpg)
"Así es la vida: no hay casco, paraguas o equipo de seguridad que te pueda salvar de una ola de sentimientos...ahora hay que buscar un chaleco salvavidas... y nadar hasta la próxima playa, hasta la próxima ola".
Aunque sepamos que viene una ola inmensa ola, que
nos puede ahogar, que probablemente nos arrastrará, ¿Por qué la buscamos? ¿Por qué no huimos? Bueno, el por qué no importa… al fin y al cabo yo tengo una profunda admiración
por aquellos que van al encuentro de esta ola, sobretodo sabiendo de los
riesgos… y les admiro a estos valientes no necesariamente por su coraje, sino por su ESPERANZA.
Suerte a todos nosotros que no desistimos.
Las
ganas de dejarse llevar por las olas es lo que nos mueve hacia el mar profundo y misterioso.
Estas son las ganas
de ser feliz al lado de alguien - que nos merezca, de lo contrario, QUEDEMOS EN LA ARENA, disfrutando todo lo bueno alrededor, porque SÍ, un día, las olas invadirán toda la playa...
Y ya no tendremos miedo...
Y ya no tendremos inseguridad...
Y nos sentiremos muy bien... arrastrados por el mar, por una ola tierna e infinita.
Amém.
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